Las
Ardillas voladoras (
Pteromys volans) pertenecen a la misma familia de roedores que las
ardillas comunes, a las que, por otra parte, se parecen tanto por su aspecto como por su modo de vida. Tienen el cuerpo bordeado lateralmente por un repliegue de
piel cubierta de pelo, situado entre los dos pares de miembros, que puede extenderse como si fuese un
paracaídas, y que permite realizar vuelos planeados de hasta 35 m. Las
Ardillas voladoras viven en los
bosques mixtos o de resinosas del norte de
Europa, y en toda la
Siberia hasta el
Extremo Oriente. Se alimentan de brotes y granos, hojas,
corteza de
abedul, setas y bayas. Se esconden en las grietas de las rocas o en los huecos de los árboles, en los que a menudo ocupan los nidos de los picamaderos, (
Pájaros carpinteros). En ellos acumulan sus reservas para el invierno, y las consumen durante los días especialmente rigurosos en los que no pueden salir de sus refugios. No conocen el sueño invernal. Son animales discretos, y los hombres no suelen percibir su presencia. Esta vida secreta está además favorecida por su actividad nocturna, su timidez y también su coloración, que se confunde con la de algunas cortezas, especialmente la del abedul. En algunos lugares se han vuelto muy escasas, pues no pueden vivir fuera del bosque primario y se acomodan con mucha dificultad a la presencia y actividad humanas. En
América del Norte, muchas especies próximas viven en condiciones análogas; la más conocida es la
Ardilla voladora norteamericana, (
Glaucomys volans).